100 puntos a saber sobre...
Gestión de proyectos inclusiva

La primera respuesta es correcta. Efectivamente, el género es una construcción social basada en las características que uno asocia con una identidad femenina o masculina (por ejemplo, baile y rosa para las chicas, moto y azul para los chicos). De hecho, el género no tiene nada que ver con el sexo biológico determinado al nacer. Pero hoy en día sigue siendo una incorrección común decir que un niño que nace con órganos genitales femeninos es una niña. Del mismo modo, el género tampoco está relacionado con la orientación sexual de una persona, ni con la forma en que una persona expresa su identidad de género.

Todas las situaciones se refieren a experiencias de discriminación por parte de mujeres o miembros de la comunidad LGBTQIA+, pero la tercera es la respuesta correcta: el techo de cristal es un límite no oficial pero entendido que impide a alguien ascender a un puesto superior en una empresa u organización. La primera situación tiene que ver con la desigualdad salarial. La segunda trata de la precariedad del empleo para una mujer combinada con una visión sexista tradicional del ama de casa. La última situación se refiere a la discriminación en el empleo.

Aunque estas dos cuestiones puedan parecer muy alejadas, están fundamentalmente vinculadas. De hecho, es esencial adoptar un enfoque holístico y comprender que las cuestiones de desarrollo sostenible evolucionan de forma sistémica. La lucha contra el calentamiento global y la lucha por la igualdad de género y la inclusión contribuyen positivamente la una a la otra y no pueden progresar la una sin la otra. Y las empresas tienen un papel que desempeñar en este proceso.

Todas las propuestas son correctas. Hay una lista de consejos en grano 89 que puedes aplicar para trabajar en la inclusión de género.